[Universidad de Santiago de Compostela]

Las Juntas y el fin del Reino

En primer lugar, podría señalarse que, justo después de la asunción del poder real en Galicia a principios de la Edad Moderna, apareció una nueva institución, que de alguna manera dio personalidad política a nuestro Reino y contribuyó a particularizarlo a las nuevas provincias. División de Javier de Burgos. El origen y consolidación de las Xuntas do Reino Galicia es un proceso aún no muy conocido, pero sabemos que tuvo lugar en el primer tercio del siglo XVI, al mismo tiempo que aparecen las nuevas provincias interiores, las cinco primeras y luego siete. Pero se trata, en principio, de una asamblea que la monarquía utiliza como intermediaria para realizar peticiones fiscales y militares, que no era fácil de repartir en un territorio que por su "constitución" (hábitat, malas comunicaciones, división en fueros y cuotas de señores…) opusieron muchas resistencias a los poderes externos a las comunidades vecinas. Las Juntas, formadas por un diputado de cada cabeza de provincia, debían acudir ahora en ayuda de las autoridades monárquicas, como recordaba el gobernador en 1552, ocupándose del reparto al por menor de ciertos trabucos.

Sin embargo, las Juntas también buscaron negociar asuntos que, a juicio de sus miembros, pertenecientes a la nobleza, eran de interés para el Reino, como la defensa de sus espaldas y sobre todo la recuperación del voto en las cortes. No es casualidad que desde 1522 la cuestión del voto esté en manos de la nueva asamblea, muy diferente en su composición a la reunión de señores feudales que tuvo lugar en Melide el 4 de diciembre de 1520, para impedir la guerra de los Comunidades de Galicia, y en el que los feligreses también pidieron el voto. Derrotados los plebeyos, y restablecido el poder real en 1522, no habrá más asambleas de señores feudales, y el protagonismo político corresponderá a los caballeros diputados de los jefes de provincia.

La actividad más intensa de las Juntas del Reino tuvo lugar desde finales del siglo XVI hasta el final de la Guerra de Sucesión española. A partir de 1599 las reuniones fueron muy frecuentes y los diputados se ocuparon de que se archivaran las actas de los acuerdos tomados. Las crecientes necesidades de recursos fiscales y exacciones extraordinarias de la monarquía obligaron al gobernador a convocar frecuentes asambleas, algunas muy largas, en las que los diputados no siempre fueron dóciles, particularmente durante el reinado de Carlos II en los años de la Guerra de Sucesión española. . La recuperación del voto en cortes en 1623, a cambio de una donación que debía destinarse a financiar la "escuadra de Galicia", fue un éxito político, pues las capitales de provincia pasaron a controlar la recaudación del llamado servicio de " millones". para que Galicia dejara de formar parte del espacio fiscal de Zamora.

Tras la Guerra de Sucesión Española, los diputados, que se resistían a votar por determinadas órdenes y por la salida del Reino de los soldados concedidos, fueron llamados a Madrid, detenidos y amonestados, y a partir de entonces las reuniones serían bastante rutinarias, dedicadas a la renovación de la concesión del millón y el caso de negociar otras materias, caso de la renovación de los fueros o privilegios comerciales, como ha sido estudiado por Manuel María de Artaza.

El camino de los Tableros del Reino no se puede hacer, entiendo, en blanco o negro. Como institución parlamentaria sin duda tenían debilidades: salvo en circunstancias concretas, se reunían por orden del monarca o del gobernador y capitán general; carecían de recursos fiscales propios; hubo frecuentes querellas entre las ciudades, y ninguna llegó a ser reconocida oficialmente como "cabeza"; negociaban, pero no legislaban ni gobernaban, y fundamentalmente, no defendían "libertades", "constituciones" o "foros", como ocurría con las cortes de los territorios de la corona de Aragón y Navarra, las juntas de las provincias vascas o los Estados Generales de Bretaña, que garantizaron, mientras existieron, un marco institucional del que en mayor o menor medida se beneficiaba el conjunto de la población.

Pero por otro lado, la Xuntas consiguió que Galicia mantuviera a lo largo de la Edad Moderna una personalidad política que daba visibilidad institucional y sentido de identidad al Reino, como atestiguan las actas publicadas (la fundamental de Antonio Eiras Roel), el hecho de que vino a nombrar cronista y también elaborador de muchas historias de Galicia, unas impresas y otras no, y en las que según el criterio de la época, se califica al Reino de Galicia como el más antiguo, el más noble y el más cristiano de los que formaron el catolicismo. monarquía. Con la nueva división provincial desaparecerá el Reino unitario, dando lugar a una nueva situación político-administrativa, de la que pronto se percataron algunos intelectuales de la década de 1840.

Pegerto Saavedra

Catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Santiago de Compostela.

Principales líneas de investigación: El mundo rural gallego, 1480-1860. Demografía, economía, sociedad, cultura.

Una docena y media de libros., entre ellos Economía, política y sociedad en Galicia: la provincia de Mondoñedo (Madrid, 1985); La Real Hacienda en la Galicia del Antiguo Régimen (Santiago, 1993); La vida cotidiana en la Galicia del Antiguo Régimen (Barcelona, ​​1994; versión abreviada en gallego de 1992); De las viviendas al cerro comunal (Santiago 1998); Señoríos y comunidades campesinas en la España del Antiguo Régimen (A Coruña, 2003); El Antiguo Régimen. Sociedad y Política y Cultura (5 vols. dentro de la colección A Gran Historia de Galicia, La Voz de Galicia, 2007); Demarcaciones, topónimos, papeles, memoria. Sobre la división y el control del territorio en la Galicia Moderna, A Coruña, Real Academia Galega, 2013., La opulencia de los hijos de san Berndardo. El Císter en Galicia, c. 1480-1835 (Zaragoza, 2021); es también el editor de varias obras, por ejemplo, de Señores y campesinos en la península Ibérica, siglos XVIII-XX, Barcelona, ​​Crítica, 1991, 2 vols. (coeditor con Ramón Villares). Medio centenar de artículos en revistas especializadas de varios países, y más de un centenar de colaboraciones en obras colectivas

Investigador Principal en catorce Proyectos y contratos y director o codirector de una decena de tesis doctorales.

Pertenece a varias instituciones culturales, entre ellas la Real Academia Galega.